En: Ginecología, 3ª Edición. (Ed.) Alfredo Pérez-Sánchez. Publicaciones
Técnicas Mediterráneo. Santiago, Chile. En Prensa.
ANTICONCEPCION DE EMERGENCIA
Instituto Chileno de Medicina Reproductiva
Los embarazos no deseados, los abortos en condiciones de riesgo para la mujer y los
embarazos a edades muy tempranas se presentan con elevada frecuencia en la
actualidad, a pesar de los anticonceptivos modernos y de la disponibilidad de servicios de
planificación familiar. Se estima que hay alrededor de 40 a 60 millones de abortos al año
en el mundo, de los cuales 20 millones se hacen en situaciones de riesgo (WHO, 1995;
Mundigo & Indriso, 1999). La tasa de embarazos en adolescentes fluctúa entre 54 y 236
por 1000 en los países en desarrollo, siendo menor de 20 por 1000 en los países
Estudios recientes en América Latina estiman que la tasa de abortos inducidos fluctúa
entre 21 y 55 por 100 nacidos vivos (Singh & Wulf, 1994). En distintos países
Latinoamericanos, la tasa de fecundidad en adolescentes fluctúa entre 74 y 153 por 1000
mujeres entre 15 y 19 años de edad (Guzmán y col., 2001). En Chile, la tasa de
fecundidad por 1000 mujeres de 15 años de edad ha subido de 13.2 en 1980 a 22.6 en
1998 y, en el mismo período, de 59.0 a 70.7 por mil en mujeres de 17 años (INE, 1999).
Estos hechos afectan la salud y la vida de miles de mujeres, acarrean graves
consecuencias psicológicas y sociales para los grupos familiares y representan un grave
problema de salud pública (Viel & Pereda, 1991; Mundigo & Indriso, 1999). La
anticoncepción de emergencia (AE) puede contribuir a superar esta situación tan
negativa, además de servir para el uso original, que fue prevenir el embarazo después de
una violación (WHO 1998a; Consortium for Emergency Contraception, 1996; IPPF,1997;
Historia
El empleo de hormonas en altas dosis para anticoncepción de emergencia (AE) se inició
en los años 60, como método para evitar embarazos y abortos después de una violación.
Posteriormente se han ensayado numerosos esquemas de tratamiento, incluyendo
estrógenos en diferentes dosis, combinaciones de estrógenos y progestinas, progestinas
solas, dispositivos intrauterinos y últimamente mifepristona (RU-486).
En los primeros ensayos clínicos se usaron altas dosis de un estrógeno (Haspels AA.
1976). Posteriormente el uso de un estrógeno se reemplazó por el uso de dosis altas de
anticonceptivos orales combinados, conteniendo etinil-estradiol y levonorgestrel, conocido
hoy como régimen de Yuzpe (Yuspe y col., 1974). El uso de levonorgestrel solo como
anticoncepción de emergencia se propuso por primera vez en América Latina (Kesseru y
col., 1973) y es hoy el método de elección dados los resultados de un estudio realizado
por la OMS en el que se comparó el régimen de Yuzpe con la administración de
La anticoncepción de emergencia ha sido conocida también como ”anticoncepción post-coital” y a las pastillas usadas para AE se las ha llamado “la píldora del día después”.
Estos términos pueden confundir ya que puede usarse varios días después de un coito no
protegido y, además, no se trata de una sola píldora.
En los últimos años se han evaluado extensamente los dos métodos hormonales usados
para la anticoncepción de emergencia, el régimen de Yuzpe y el régimen de
levonorgestrel. También se ha difundido información sobre estas alternativas
anticonceptivas, como un medio para combatir los problemas de salud reproductiva ya
descritos. La anticoncepción de emergencia está aprobada por la Organización Mundial
de la Salud, la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF), y las
agencias reguladoras de la mayoría de los países incluyendo los EEUU (Food and Drug
Administration). En la mayoría de los países, también se incluye la AE en las normas para
la atención de los casos de violación.
Definición de Anticoncepción de Emergencia
Son métodos anticonceptivos que las mujeres pueden utilizar en los días siguientes a una
relación sexual sin protección anticonceptiva, con el fin de evitar un embarazo no
deseado. Sólo debe usarse como método de emergencia y no en forma regular (WHO,
1998a; Consortium for Emergency Contraception, 1996; IPPF, 1997; IPPF, 2000).
Las situaciones en que está especialmente indicada incluyen:
• una relación sexual sin uso de un método anticonceptivo; • uso incorrecto o accidente con un método anticonceptivo:
olvido de tomar varias píldoras anticonceptivas
• en caso de violación, si la mujer no está usando un método anticonceptivo.
ANTICONCEPCION HORMONAL DE EMERGENCIA Métodos usados
Como anticoncepción de emergencia se usan píldoras de levonorgestrel puro o píldoras
combinadas de etinil-estradiol y levonorgestrel (WHO 1998a; WHO 1998b; Consortium for
Emergency Contraception, 1996; IPPF 1997; IPPF, 2000). En ambos regímenes se
utilizan las mismas hormonas que se usan como anticonceptivos en forma regular. La
diferencia es que se administran los esteroides en dosis más altas y solamente dentro de
las 72 horas que siguen a la relación no protegida. En ambos casos se usan dos dosis
separadas por 12 horas, y la primera debe tomarse lo antes posible después del acto
sexual (Fig 1). Los regímenes usados son:
Se emplean dos dosis de 750 ug de levonorgestrel (LNG), separadas por un intervalo de
12 horas. En América Latina existen productos dedicados para este fin que contienen la
dosis exacta como Postinor-2 e Inmediat, usándose 1 pastilla por dosis. Si no están
disponibles, se pueden usar en cada dosis 25 pastillas de las píldoras de levonorgestrel
puro (30 ug) que se emplean como anticonceptivo durante la lactancia. Los compuestos
disponibles en Chile son Levonorgestrel en minidosis del Laboratorio Chile, Microval y
Régimen combinado (régimen de Yuzpe)
Se emplean dos dosis de 100 ug de etinil-estradiol + 500 ug de levonorgestrel separadas
por un intervalo de 12 horas. Existen productos dedicados para este fin que contienen la
dosis exacta (Tetragynon, PC4). Si no están disponibles, pueden usarse, por cada dosis,
4 píldoras anticonceptivas combinadas que contienen 30 mcg de etinil-estradiol y 0.15 mg
de levonorgestrel. Los compuestos disponibles en Chile son Anovulatorios microdosis del
Laboratorio Chile, Lofemenal, Microgynon, Nordette, Annulette y Norvetal,
Eficacia Anticonceptiva
La anticoncepción hormonal de emergencia es muy eficaz para prevenir embarazos en
situaciones de emergencia (Ho & Kwan, 1993; Trussell y col., 1999; Glasier y col., 1996;
WHO, 1998b). Sin embargo, es menos eficaz que los métodos anticonceptivos modernos
de uso regular. Si se usaran con frecuencia a lo largo de un año, las tasas acumuladas de
embarazo por cien mujeres, serían más elevadas que con los otros métodos. Esta es una
de las razones para recomendar su uso sólo en situaciones de emergencia.
Una manera de expresar la eficacia anticonceptiva de la anticoncepción de emergencia
es la proporción de mujeres que se embaraza a pesar de usar el método. El estudio
multicéntrico de la OMS mostró que la tasa de embarazos es de 1.1% para el
levonorgestrel (11 de 976 mujeres que lo usaron), y de 3.2% (31 de 979 mujeres) para el
régimen de Yuzpe, confirmando así la eficacia anticonceptiva descrita en otros ensayos
clínicos de menor número de mujeres (WHO, 1998b).
Otra manera de expresar la eficacia anticonceptiva de la anticoncepción de emergencia
es la proporción de embarazos que se evitan gracias al uso del método. Se ha estimado
que ocho de cada cien mujeres se embarazan cuando hay un acto sexual único en la
segunda o tercera semana de un ciclo menstrual. Si se usan las pastillas de AE, se
embarazan entre una y tres mujeres. Una revisión de diversos estudios estimó que el
régimen de Yuzpe reduciría el riesgo de embarazo en alrededor del 74.1%, con un
intervalo de confianza de 62.9% a 79.2% (Trussell y col., 1998). El estudio de la OMS
encontró que las píldoras de levonorgestrel puro previenen el 85% (74 de 93)de los
embarazos estimados, siendo más efectivas que el régimen de Yuzpe, que en este
estudio evitó el 57% (39 de 71) de los embarazos estimados (WHO, 1998b).
Existe una relación significativa entre la eficacia anticonceptiva y el tiempo que transcurre
entre el acto sexual no protegido y la ingestión de las píldoras de AE, disminuyendo la
eficacia paulatinamente a lo largo de las 72 horas recomendadas para su uso. En el
estudio de la OMS, la tasa de embarazos fue 0.5% (2 de 386 mujeres) cuando el método
se usó en las primeras 12 horas después de la relación, y subió a 4.1% (6 de 146
mujeres) cuando se usó entre 61 y 72 horas después de la relación. El retraso en la
ingestión de la primera dosis incrementa el riesgo de embarazo en un 50% cada 12
horas. Por eso se recomienda tomar las píldoras de AE lo antes posible después de la
relación sexual sin protección anticonceptiva. Las píldoras de AE no son efectivas si
existe un embarazo y no alteran su curso.
Mecanismo de acción
El mecanismo de acción de la anticoncepción hormonal de emergencia es complejo
porque el efecto de los esteroides administrados depende del día en que se usan, y la
fertilidad de la mujer varía de acuerdo a la etapa del ciclo menstrual en que se encuentre
Cinco (83%) de los coitos únicos por día que pueden ocurrir en los 6 días fértiles del ciclo
menstrual ocurren entre uno y cinco días antes de la ovulación y sólo 1 (17%) es en el día
de la ovulación. Por lo tanto, en la gran mayoría de los casos en riesgo, los
espermatozoides tienen que esperar entre 1 y 5 días en el tracto genital femenino hasta
que se produzca la ovulación. Este intervalo ofrece una posibilidad real de que el
anticonceptivo de emergencia interfiera con la migración y función de los
espermatozoides y/o con el proceso ovulatorio y que prevenga por estos mecanismos el
encuentro del óvulo con un espermatozoide en la trompa de Fallopio. Esta posibilidad ha
sido explorada experimentalmente en la mujer y los pocos estudios conocidos a la fecha
muestran que las píldoras de AE interfieren con estos procesos (Croxatto y cols., 2001).
Cuando el coito ocurre en el mismo día de la ovulación, es altamente improbable que la
AE pueda interferir con la fecundación lo cual plantea dos posibilidades: a) que la AE
tomada en ese día no sea efectiva y en esos casos el método falla; b) si previene el
embarazo tendría que hacerlo por una acción posterior a la fecundación. El mecanismo
post-fecundación que diversos autores han investigado es la inhibición de la implantación
por una alteración de la receptividad endometrial inducida por la AE.
Efecto sobre la migración y función espermática
Kesseru y cols demostraron que la administración de 400 ug de levonorgestrel 3-10 horas
después del coito produce una disminución del número de espermatozoides recuperados
de la cavidad uterina, observable ya a las 3 horas después del tratamiento; aumenta el
pH del fluido uterino a las 5 horas lo cual inmoviliza a los espermatozoides; y aumenta la
viscosidad del moco cervical a partir de las 9 horas impidiendo el paso de más
espermatozoides hacia la cavidad uterina (Kesseru y cols., 1974). Aunque estas
observaciones fueron hechas usando sólo un 57% de la dosis actual, ellas son altamente
relevantes al modo de acción del LNG usado como anticonceptivo de emergencia. No hay
estudios similares para el régimen de Yuzpe.
La fisiología de la migración espermática en la mujer es poco conocida pero los escasos
datos disponibles señalan que ocurre en dos fases, como en el resto de los mamíferos:
una fase rápida y breve por la cual llegan los primeros espermatozoides a la trompa a los
pocos minutos después del coito, y una fase sostenida en el tiempo por la cual los
espermatozoides almacenados en las criptas del cuello uterino migran en sucesivas
cohortes hacia la trompa en el curso de varios días (Croxatto, 1996). Los únicos
experimentos que han evaluado la capacidad fecundante de estas dos poblaciones de
espermatozoides revelan que sólo los de la fase sostenida tienen la capacidad de
fecundar (Croxatto, 1996). La fase sostenida es esencial para mantener en la trompa de
Fallopio una población de espermatozoides con capacidad fecundante hasta que se
produzca la ovulación, ya que los que aquí llegan ni se quedan ni persisten viables por
mucho tiempo. En efecto, los espermatozoides pasan a la cavidad peritoneal o bien se
adhieren al epitelio de la trompa por algunas horas, proceso en el cual adquieren
motilidad hiperactivada, después de lo cual pierden en corto tiempo su viabilidad.
Mientras se espera que ocurra la ovulación, la población de espermatozoides que se
encuentra en la trompa de Fallopio está en constante renovación gracias a nuevas
falanges de espermatozoides que llegan desde el reservorio cervical.
La dinámica de este proceso tiene una eficiencia limitada ya que, en las mejores
condiciones, la tasa de fecundación in vivo en la especie humana es sólo 50% (Alvarez y
cols., 1988). Es decir, si 100 mujeres de fertilidad probada tienen relaciones sexuales no
protegidas en el período fértil, en sólo 50 de ellas ocurre la fecundación. Si es así en
condiciones óptimas, es de suponer que en condiciones no óptimas, vale decir cuando el
levonorgestrel está interfiriendo con la migración y función espermática, la tasa de
fecundación está probablemente muy comprometida. La interferencia del levonorgestrel
con la migración espermática sostenida, demostrada por Kesseru, podría reducir o anular
la probabilidad de que ocurra la fecundación, si es que llega a producirse la ovulación.
Efectos sobre el proceso ovulatorio
La posibilidad de que la anticoncepción hormonal de emergencia inhiba la ovulación en la
mujer ha sido explorada por varios autores utilizando diversos diseños experimentales.
Swahn y cols administraron el régimen de Yuzpe a 8 mujeres en el día 12 del ciclo y
observaron supresión o postergación del pico de LH más allá de vida fértil de los
espermatozoides en 6 de las 8 mujeres (Swahn y cols., 1996). Ling y cols, en un diseño
diferente, obtuvieron evidencia indirecta de inhibición o postergación de la ovulación en 4
de 11 mujeres (Ling y cols., 1979). En estos estudios no es posible examinar si hay
correlación entre el momento del ciclo ovárico en que se administra la droga y el efecto
observado. Croxatto y cols administraron el método de Yuzpe en la fase folicular cuando
el folículo dominante tenía 12-14mm, 15-17mm o 18mm de diámetro y observaron muy
buena correlación entre ese marcador del momento de administración y la inhibición de la
ovulación que ocurrió en el 80%, 50% y 0% de los casos, respectivamente (Croxatto y
En la mayoría de los casos, el levonorgestrel ha sido administrado en el día del pico de
LH (LH+0) en la orina, el cual es fácil de detectar, pero tiene el inconveniente de que la
ovulación suele ocurrir en ese mismo día y por lo tanto es demasiado tarde para inhibirla.
De hecho, los datos indican que dado el levonorgestrel en ese día, inhibe la ruptura
folicular o interfiere con la formación de un cuerpo luteo sólo en una baja proporción de
los ciclos tratados: a modo de ejemplo, 5 de 12 casos en el estudio de Hapangama, y 0
de 11 casos en el estudio de Durand (Hapangama y cols., 2001; Durand y cols., 2001).
En algunos casos se intentó administrar el LNG dos días antes del pico de LH (LH-2) pero
es difícil acertar y es casi imposible determinar en cuantos casos se logró. En el estudio
de Marions y col, el tratamiento con LNG en LH-2 suprimió el pico de LH en 5 de 5 casos,
no se determinó si hubo o no hubo ruptura folicular, pero se detectó fase lutea de
características normales en los 5 casos (Marions y cols., 2001). En el estudio de Durand y
cols, el tratamiento dado presuntamente entre LH-2 y LH-4 fue seguido de ruptura
folicular y niveles significativamente disminuidos de progesterona en la fase lutea en 8 de
8 casos. Finalmente, en este mismo trabajo se trató a un grupo de mujeres en el día 10
del ciclo menstrual. En 12 de 15 se inhibió la ovulación (no hubo ruptura folicular ni fase
lutea), y en otras tres se postergó la ovulación más allá del límite máximo de los 6 días
que pueden esperar los espermatozoides al óvulo (Durand y cols., 2001).
Es evidente que LNG administrado durante la fase folicular tiene la capacidad de interferir
con el proceso ovulatorio, ya sea suprimiendo el pico de LH, la ruptura folicular o la
luteinización, lo cual parece depender de la anticipación con que se administra. Su efecto
sobre otros componentes críticos del proceso ovulatorio, como la maduración del oocito y
la expansión del cúmulo, no ha sido evaluado.
Swahn y Raymond examinaron biopsias de endometrio tomadas en el período receptivo
luego de administrar el régimen de Yuzpe y sólo encontraron mínimas diferencias en los
parámetros morfológicos y moleculares examinados en comparación con los ciclos
controles de las mismas mujeres (Swahn y cols, 1996; Raymond EG y col, 2000).
Otros estudios han explorado la posibilidad de que el levonorgestrel interfiera con el
desarrollo progestacional del endometrio, el cual es considerado esencial para que se
implante el blastocisto (Marions y cols., 2001; Durand y cols., 2001). En estos estudios se
han utilizado distintos diseños y se han evaluado tanto aspectos morfológicos como
moleculares del endometrio. Desde un punto de vista fisiológico y farmacológico, parece
muy improbable que la administración de una progestina sintética como el levonorgestrel
altere este proceso que normalmente es inducido por la progestina natural al actuar sobre
un endometrio que creció bajo el estímulo estrogénico.
Marions y cols examinaron biopsias de endometrio obtenidas en el período de
receptividad endometrial en 3 mujeres que recibieron levonorgestrel en LH-2 y en 4 que lo
recibieron en LH+2. Analizaron 8 parámetros morfométricos al microscopio de luz, uno
morfológico al microscopio electrónico de barrido y 5 parámetros moleculares por
inmunohistoquímica y uno por citoquímica. Casi sin excepción, ninguno de estos
parámetros mostró diferencias con lo observado en las biopsias obtenidas en los ciclos
controles de los mismos sujetos (Marions y cols., 2001).
En el estudio de Durand, se analizaron 24 biopsias de endometrio obtenidas en ciclos en
los que se administró levonorgestrel y en los que no se inhibió la ovulación. El examen
incluyó menos parámetros y menos técnicas que el estudio de Marions, pero el resultado
fue comparable ya que no se encontró alteración morfológica alguna al comparar ciclo
control y tratado en la misma mujer (Durand y cols., 2001).
Los resultados de estos dos últimos estudios confirman que, cuando no suprime la fase
lutea, el levonorgestrel administrado como anticoncepción de emergencia no interfiere
con el desarrollo progestacional del endometrio. Por lo tanto, estos resultados no dan
ningún apoyo a la hipótesis de que el levonorgestrel altera el endometrio e impide la
implantación. Esto explicaría que no se prevengan entre el 11% y el 40% de los
embarazos que se hubieran producido sin usar este método de anticoncepción de
emergencia. La eficacia es mayor mientras más pronto se use el método después del
coito, como se señaló anteriormente, lo que hace poco probable que este método impida
el embarazo por una acción posterior a la fecundación.
En conclusión, los estudios conocidos hasta el momento son insuficientes para
caracterizar de un modo satisfactorio el mecanismo de acción de la anticoncepción
hormonal de emergencia. La información analizada, no permite sustentar la hipótesis de
que la AE previene embarazos porque interrumpe la implantación de óvulos fecundados
ni tampoco sustenta una duda razonable al respecto ya que los datos disponibles indican
que, si ello ocurriera, lo sería de un modo muy excepcional. La carencia de datos
empíricos que demuestren que no hay mayor pérdida de óvulos fecundados después de
usar anticoncepción hormonal de emergencia que en un grupo control no es una
característica que distinga a estos métodos ya que es compartida por todos los métodos
Beneficios de la AE
La AE permite evitar embarazos no deseados, cuando no se han usado otros métodos
antes del acto sexual, siendo en estos casos, el último recurso para evitar un aborto
provocado o las consecuencias que tiene para un niño, la mujer y la familia un nacimiento
no deseado. Esto es importante en América Latina, desde la perspectiva de salud pública
y personal, dado el elevado número de abortos provocados, embarazos en adolescentes
e hijos no deseados, abandonados o maltratados.
Este método presta especial ayuda a las mujeres que han sido violadas y quieren evitar
un embarazo. Cabe destacar que el uso de anticoncepción en caso de violación ha sido
aceptado por importantes teólogos católicos como legítima defensa contra las posibles
consecuencias de una agresión injusta (Palazzini y col., 1961).
Efectos adversos
Las mujeres que utilizan las píldoras de AE pueden sentir náuseas, vómitos, dolor de
cabeza, mareos, cansancio y sensibilidad en las mamas, pero estas molestias no duran
más de 24 horas. Como se muestra en la Tabla 1, el levonorgestrel produce
considerablemente menos molestias que el régimen de Yuzpe (WHO, 1998b). Las
mujeres también pueden presentar un sangrado o goteo irregular.
No se presentan efectos cardiovasculares asociados al uso de las píldoras de AE, como
lo demostró un estudio que evaluó su administración en 73.302 mujeres y 100.615 dosis
prescritas sin que se reportaran casos de enfermedad tromboembólica (Vasilaskis y col.,
1999). No se conocen otros efectos médicos adversos por lo que no hay riesgos para la
salud asociados al uso de píldoras anticonceptivas de emergencia. No se conocen
efectos teratogénicos sobre el feto en caso de uso inadvertido durante la fase temprana
Criterios de elegibilidad de la OMS para el uso de Anticoncepción de Emergencia
Las pastillas para la Anticoncepción de Emergencia (AE) son eficaces e inocuas y no
tienen contraindicaciones médicas de acuerdo a la evaluación hecha por el panel de
expertos convocado por la Organización Mundial de la Salud (WHO, 2000). La historia de
enfermedades cardiovasculares severas, de angina pectoris, de migraña, y de
enfermedades hepáticas severas se han clasificado como categoría 2 (la ventaja de evitar
un embarazo no deseado superan los posibles inconvenientes o riesgos de usar el
método). En estos casos, el levonorgestrel sería la mejor alternativa ya que los
progestágenos puros tienen menor efecto sobre el sistema cardiovascular y la función
Aceptabilidad de la Anticoncepción de Emergencia
En América Latina, en general, hay una actitud positiva hacia este método, considerando
que su disponibilidad podría contribuir a atenuar problemas graves de salud pública en la
región (aborto provocado, embarazo en adolescentes, consecuencias de los embarazos
no deseados), y que es una alternativa anticonceptiva que las mujeres tienen derecho a
conocer y usar. Algunos opinan que la AE es una alternativa para situaciones
específicas, como violación, o iniciación sexual sin protección anticonceptiva, y algunos
creen que es un método abortivo o que promovería el libertinaje sexual de los jóvenes
(Galvão y cols., 1999; Langer y cols., 1999; Díaz cols., 2002).
Atención y orientación a potenciales usuarias de Anticoncepción de Emergencia
En la consulta previa de las potenciales usuarias, se recomienda evaluar la última
menstruación y si fue normal, para excluir embarazo; y la fecha del coito no protegido
para confirmar que la mujer se encuentra dentro de las 72 horas. Es importante
asegurarse de que la mujer no desea quedar embarazada, ya que pueden existir
sentimientos ambivalentes. También es importante confirmar que comprende que existe
la posibilidad de embarazo después de usar este método. Dado que no hay
contraindicaciones para el uso del método, no se requieren evaluaciones de salud como
rutina pero, si hay dudas respecto al estado de embarazo, se puede hacer un examen
clínico y una determinación de β gonadotrofina coriónica en sangre (WHO, 1998a; IPPF
Las mujeres deben ser informadas sobre los posibles efectos colaterales y como
manejarlos y de que la dosis necesita ser repetida si vomita dentro de 2 horas después
de haber tomado las píldoras. Para disminuir las náuseas y vómitos (que se presentan
con más frecuencia al usar el régimen de Yuzpe), se recomienda tomar las pastillas
acompañadas de alimentos o considerar el uso de un antiemético.
Las mujeres también deben saber que la anticoncepción de emergencia no la protegerá de un embarazo si
mantiene contacto sexual sin protección en los días o semanas siguientes; y que generalmente no hace
que la menstruación llegue inmediatamente. No existen razones para pensar que la anticoncepción
hormonal de emergencia perjudicará al feto si falla en prevenir el embarazo. Se aconseja que la mujer
vuelva a control si experimenta un retraso menstrual de más de una semana; si tiene algún motivo para
preocuparse; o lo antes posible después del período menstrual para recibir orientación sobre
La consejería sobre otros métodos anticonceptivos es importante pero no debe ser un
requisito para entregar o prescribir la anticoncepción de emergencia. La anticoncepción
regular puede iniciarse inmediatamente después de usar la AE si se trata de métodos de
barrera, o en el próximo período menstrual de acuerdo al método elegido (Tabla 2).
Se considera también que, dada las situaciones de emergencia en que el método se
requiere, las mujeres pueden usarlo sin necesidad de prescripción por parte del personal
de salud (Glasier & Baird, 1998). Aunque el uso repetido no es aconsejable porque la AE
es menos efectiva que los métodos anticonceptivos de uso regular, no hay
contraindicación para usarla nuevamente, si es necesario.
En el caso de violación y en otras situaciones de riesgo, es esencial advertir a las mujeres que la
anticoncepción de emergencia no previene las infecciones que pueden transmitirse a través del coito,
incluyendo el VIH. En esos casos deben tomarse las medidas terapéuticas específicas para proteger de la
OTROS METODOS DE ANTICONCEPCION DE EMERGENCIA Dispositivos Intrauterinos
Los dispositivos intrauterinos con cobre también pueden usarse como anticoncepción de
emergencia si se insertan en los cinco días que siguen a una relación sexual no
protegida. Además, cuando puede estimarse el momento en que ocurrió la ovulación, se
pueden insertar más tarde, siempre que no hayan transcurrido más de 5 días desde la
ovulación. Es un método muy eficaz y menos del 1% de las mujeres se embarazan. Los
dispositivos intrauterinos (DIU) están especialmente indicados cuando han pasado más
de 72 horas del coito no protegido y cuando la mujer desea continuar usando este
método como su anticonceptivo regular (WHO, 1998a).
Criterios de elegibilidad de la OMS
La inserción de un DIU requiere una evaluación cuidadosa, de acuerdo a los criterios de
elegibilidad de la OMS (WHO, 2000). Las mismas condiciones que representan
contraindicaciones o restricciones para el uso de los DIU en general se aplican a su uso
Categoría 4: Una condición clasificada en esta categoría representa un riesgo inaceptable
para la salud de la mujer y no debe insertarse un DIU cuando hay un embarazo en curso;
aborto séptico y sepsis puerperal reciente; enfermedad inflamatoria pélvica activa o en los
últimos tres meses; enfermedades transmisibles por vía sexual en curso o en los últimos
tres meses; cervicitis purulenta; anormalidades severas de la cavidad uterina; sangrado
vaginal anormal que sugiera una patología importante; cáncer endometrial; cáncer
cervical; enfermedad trofoblástica maligna; y tuberculosis pélvica.
Categoría 3: Se ha clasificado una condición en esta categoría cuando los riesgos de
usar el método son mayores que las ventajas. En el caso de los DIU, esta categoría se
aplica al riesgo de infecciones pelvianas, al riesgo o infección actual por VIH, y a las
primeras 4 semanas postparto. También están en esta categoría los casos de violación,
por el trauma y el riesgo de que la mujer haya estado expuesta a contraer una infección.
En estos casos, sólo debe considerarse el DIU cuando han pasado más de 72 horas del
coito no protegido y ya no puede usarse la anticoncepción hormonal de emergencia.
Atención y orientación a potenciales usuarias
Los aspectos generales de la consejería descritos para las pastillas de anticoncepción de
emergencia se aplican también a los DIU usados en estas circunstancias. Obviamente, se
requiere reforzar contenidos propios del uso de DIU, y en particular, analizar con la mujer
si este es el método que quiere como anticoncepción regular (IPPF, 1997; WHO, 1998a)
Mifepristona
La mifepristona, conocida como RU-486, es la 17 β Hidroxi 11 β (4-dimethylaminophenyl)-
17 (1 propynyL) estra-4, 9 dien 3 ona, un nor esteroide sintético con propiedades
antiprogestativas y antiglucocorticoide. Se desempeña como una anti-hormona que evita
la unión de la progesterona con su receptor (Lahteenmaki y col., 1987). La primera
aplicación clínica que se aprobó para esta droga fue la inducción médica de aborto dentro
de las primeras nueve semanas de embarazo. Se usa en dosis de 600 mg o de 200 mg
seguidas por la administración de una prostaglandina como misoprostol oral o gemeprost
vaginal (WHO, 1999a). Sin embargo, en los últimos años se ha explorado su potencial
La mifepristona puede usarse como método para anticoncepción de emergencia, ya que
puede inhibir la ovulación si se administra en la fase folicular, y retrasar la maduración
endometrial si se usa después de la ovulación. Estudios realizados al comienzo de los
años 90 mostraron que la administración de 600 mg de mifepristona, dentro de las 72
horas de una relación no protegida, era aun más efectiva que el régimen de Yuzpe y
producía menos efectos secundarios (Glasier y col., 1992; Webb y cols., 1992).
Posteriormente, la OMS coordinó un estudio multicéntrico, randomizado, en el que se
comparó la eficacia anticonceptiva de la mifepristona en dosis de 600 mg, 50 mg y 10 mg
administrada en un intervalo de 120 horas después del coito no protegido (WHO, 1999b).
Este estudio mostró que las tres dosis tenían similar eficacia, con una proporción de
embarazos de 1.3%, 1.1% y 1.2%, respectivamente, para las dosis mencionadas.
Además, mostró que no se presentaron efectos colaterales importantes y que la dosis de
600 mg producía un retraso más prolongado en la aparición de la próxima menstruación.
La conclusión de este trabajo es que la dosis de 10 mg es suficiente para lograr el efecto
anticonceptivo y sería preferible a la dosis de 600 mg.
También se han propuesto otros usos de la mifepristona como anticonceptivo. Si se
administra en la fase folicular del ciclo en dosis de 5-10 mg/día interrumpe el crecimiento
folicular por mecanismos aún no establecidos. Por esta propiedad, la administración
continua o intermitente de RU-486 desde el inicio del ciclo menstrual previene la
concepción por anovulación durante el tiempo que se use. Durante el tratamiento se
mantienen niveles circulantes de estrógenos típicos de fase folicular media no opuestos
por progesterona. La mantención de este estado por tiempo prolongado tiene riesgos
potenciales, por lo cual se ha propuesto un tratamiento secuencial de 15 días de
antiprogestina seguida de 15 días de progestina, ambos en dosis que producen
anovulación (Croxatto y cols., 1988). Por otra parte, dosis diarias inferiores a 5 mg
alteran el desarrollo endometrial sin interferir visiblemente con la función ovárica. Por
esta propiedad también se ha propuesto su uso continuado en minidosis (Croxatto y col.,
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EFECTOS SECUNDARIOS DE LA ANTICONCEPCIÓN DE EMERGENCIA PILDORAS DE LEVONORGESTREL vs PILDORAS COMBINADAS % de mujeres que presentan el síntoma Régimen Combinado LNG valor de p
______________________________________________________
______________________________________________________
Adaptada de WHO, Lancet 1998 , 352:428-33.
Tabla 2 ANTICONCEPCION REGULAR DESPUES DEL USO DE ANTICONCEPCIÓN HORMONAL DE EMERGENCIA
El uso de los métodos anticonceptivos puede iniciarse: Condón: Inmediatamente Diafragma: Inmediatamente Espermicidas: Inmediatamente Anticonceptivos orales: Dentro de los 5 primeros días del ciclo menstrual Inyectable: Dentro de los 7 primeros días del ciclo menstrual DIU: Durante el siguiente sangrado menstrual Planificación familiar natural: En el próximo ciclo menstrual, según la técnica usada Implantes: Dentro de los 7 primeros días del ciclo menstrual Esterilización: Sólo después de elección libre e informada _______________________________________________________________________ Adaptado de Internatinonal Planned Parenthood Federation (IPPF). Medical and Service Delivery Guidelines for Family Planning. 1997.
Balancing Life’s Tough Times ™ Contacts: Paratek Pharmaceuticals, Inc. Families of SMA Libertyville, IL and Boston, MA, May 17, 2006 —Families of Spinal MuscularAtrophy (FSMA) and Paratek Pharmaceuticals, Inc. today announced a jointcollaboration to develop a promising drug candidate for the treatment of SpinalMuscular Atrophy (SMA), the leading genetically inherited cause of death